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La fea verdad: "por qué Ecuador está estancado en la mediocridad"

 


A pocas semanas de las elecciones presidenciales en Ecuador, la incertidumbre prevalece entre los ciudadanos. ¿Quiénes serán los candidatos? ¿Qué propuestas presentarán? ¿Tendrán un proyecto de país a largo plazo? Lamentablemente, las respuestas a estas preguntas parecen ser poco alentadoras.

En mi opinión, no he visto en los posibles candidatos ningún indicio de que tengan un proyecto de país a largo plazo. Y lo dudo que lo tengan por una sencilla razón: porque somos un país mediocre que siempre espera que nos venga a salvar el cacique de turno disfrazado de político.

En Ecuador, los políticos no tienen proyectos de país, sino intereses personales. No existen partidos políticos, sino chiriguitos con sus respectivos dueños. Cada candidato representa a un grupo de poder, sea económico, mediático o de cualquier otra índole. La política no es vista como un servicio a la sociedad, sino como una oportunidad para obtener beneficios personales.

Esto se evidencia en la falta de continuidad de los programas gubernamentales. Cada nuevo presidente que asume el poder tiene la "brillante" idea de anular o cambiar todo lo hecho por su predecesor, sin importar si estaba funcionando o no. La falta de una visión a largo plazo hace que el país esté condenado a la mediocridad y a la improvisación.

Para cambiar el país necesitamos una regeneración democrática. Y para conseguirlo necesitamos un pacto de estado a largo plazo liderado por la sociedad civil. Esto implica que los políticos deben dejar de ser los protagonistas y la ciudadanía debe asumir el liderazgo en la construcción de un proyecto de país.

La sociedad civil tiene que ser la que marque la agenda política y exija a los candidatos propuestas concretas y realistas para solucionar los problemas del país. Los políticos deben dejar de lado sus intereses personales y trabajar por el bien común. Deben estar al servicio de la ciudadanía y no al revés.

En el país ha faltado constantemente esfuerzos concertados para conceptualizar e implementar una estrategia de desarrollo sostenible a largo plazo.  Como resultado, Ecuador permanece estancado en el pasado, pensando como un país mediocre y sin valor donde los políticos están para el mejor postor.

Hay un viejo adagio que sugiere que los países están determinados por la calidad de su liderazgo político.  Desafortunadamente, aquí es donde Ecuador falla más.  Tenemos una comprensión muy limitada de la democracia y la gobernabilidad, y es evidente cuando votamos como sociedad.  En lugar de que gane el candidato más calificado y competente, es el que tiene los mayores recursos financieros y la estrategia de campaña más elaborada el que sale victorioso.

No son solo los políticos los que deben rendir cuentas, la sociedad misma deben mirarse en el espejo.  Nosotros, como sociedad, estamos estancados y no hemos evolucionado.  Seguimos buscando líderes que puedan actuar como baluartes de nuestros ideales y valores, sin importar sus calificaciones, historial y compromiso con el estado de derecho.  Esencialmente, esto significa que estamos tratando de encontrar un jefe y no un líder.

Si queremos avanzar como país, debemos reconocer los errores en nuestro pensamiento y dejar de repetir los mismos patrones en nuestra política electoral.  No podemos seguir eligiendo líderes que procederán a vendernos, proporcionando un pase libre a los depredadores de turno.  Necesitamos un plan claro como país, un proyecto por el que todos podamos trabajar.  Avanzar hacia este objetivo requiere de personas con visión y el compromiso a largo plazo para crear un cambio sostenible.  No es algo que decidirán los partidos políticos, sino personas que se comprometan a cambiar el sistema para mejor.

Ecuador debe desafiar el status quo, asumir el poder dentro de nosotros mismos para crear los cambios que necesitamos ver en el país.  Este es el cambio que necesitamos, desde el liderazgo superior hasta el hombre de la calle.  Necesitamos un cambio que comience desde adentro, enfocado en una gobernanza responsable, un liderazgo dinámico, una planificación clara y un compromiso inquebrantable con el futuro de Ecuador.

En resumen, las próximas elecciones presidenciales en Ecuador no ofrecen muchas esperanzas en cuanto a la construcción de un proyecto de país a largo plazo. Sin embargo, no todo está perdido. La sociedad civil tiene un papel fundamental en el proceso de regeneración democrática y debe trabajar en conjunto para exigir propuestas concretas y realistas de parte de los candidatos. Solo así podremos dejar de ser un país mediocre y sometido a la corrupción y a la desigualdad.

Manuel Guamán Guerra

Creo en un mundo mejor, con ciudadanos inteligentes, honestos, creativos, trabajadores e independientes, convencidos de que un país o sociedad crece cuando su gente se somete al Imperio de la Ley. Es importante que trabajemos juntos para construir un mundo mejor para todos y que cada uno de nosotros haga su parte para hacer realidad este sueño.

1 Comentarios

  1. Todo lo que ha pasado y lo que pasa , es las causas del socialismo del siglo XXI, dejaron sembrando el caos político gobernado por los narcopolítica y todo esas consecuencias ha recibido el pueblo Ecuatoriano, el socialismo y la izquierda, no deberían llegar al poder

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