El problema del Ecuador está en sus ciudadanos, en los comportamientos del pueblo.
Ha llegado el momento de hacer un MEA CULPA por el pésimo desempeño de la sociedad en su conjunto.
No hay corrupción si no hay un corrupto que se deja corromper y un corruptor que le propone corromperse, o, en el peor de los casos, dos corruptos que se ponen de acuerdo.
La corrupción sistemática que se ha implementado en el estado ecuatoriano, no solo ha sido por obra y gracias de los gobiernos de turno sino de toda la sociedad en su conjunto. Basta sólo con ver esa alardeada “VIVEZA CRIOLLA" congénita, esa deshonestidad en pequeña escala que después crece y evoluciona hasta convertirse en casos de escándalo, esa falta de calidad humana, es lo que nos tiene real y francamente mal.
La mejor manera de combatir la corrupción es que nuestra sociedad recupere los principios éticos y morales que a lo largo de los últimos años han sufrido un deterioro muy notable. De poco servirán leyes y reglamentos, y más en un país como el nuestro, tan poco respetuoso con la legalidad, si no se ataca con decisión un rearme ético y moral a todas luces urgente e imprescindible.