El peligro de la incapacidad del público de entender, cuestionar o aceptar hechos legalmente comprobados y respaldar tozudamente teorías sin asidero es una verdadera espada de Damocles para la democracia. Esta es una realidad que está teniendo un impacto cada vez mayor en nuestras sociedades, y que es cada vez más difícil de ignorar.
La democracia es el fundamento mismo del estado de derecho, y en última instancia se basa en el respeto a la ley y los hechos comprobados. El incumplimiento a estas normas puede ser extremadamente perjudicial para la vigencia de los principios democráticos, ya que puede causar desigualdad, abuso de poder, corrupción y otros problemas que socavan la estabilidad social.
Por desgracia, el incumplimiento de hechos comprobados se ha vuelto cada vez más común en el discurso público. Grupos con agendas políticas o ideológicas particulares promueven teorías sin asidero y se resisten a aceptar los datos presentados por expertos. Esto se ve agravado por las redes sociales, que permiten que opiniones no basadas en hechos se difundan ampliamente sin ninguna verificación. Esta situación ha contribuido en gran medida al caos social actual.
Para evitar este peligro para la democracia, debemos tomar medidas para reforzar el respeto por los hechos comprobados y combatir los discursos no basados en ellos. Esto significa educar mejor al público sobre los principios democráticos básicos y el papel que juega la verificación y la prueba de los hechos en el mantenimiento de este sistema político. Además, es necesario reforzar las leyes contra las mentiras intencionales en medios como redes sociales o radio para evitar que las teorías sin asidero se propaguen a través del discurso público.
Esperamos que tomando estas medidas logremos reducir el peligro para la democracia representado por la incapacidad del público de entender, cuestionar o aceptar hechos legalmente comprobados y respaldar tozudamente teorías sin asidero. Solo entonces podremos garantizar un futuro mejor para nuestras sociedades.
