manuelguaman

Revelando la dicotomía: la lucha de poder entre el fanatismo y la irracionalidad.

 


En el mundo en el que vivimos, cada individuo tiene la libertad de elegir entre ser fanático o ser irracional. Sin embargo, es importante reconocer que ninguno de estos extremos es saludable ni beneficioso para nuestro desarrollo como sociedad.

En el contexto político ecuatoriano, se ha observado la polarización entre los seguidores del expresidente Rafael Correa, conocidos como correístas, y aquellos que se oponen fervientemente a su régimen, los anticorreístas. Sin embargo, ambos bandos comparten una característica fundamental: la falta de racionalidad en sus creencias.

En este texto se plantea que ser correísta y anticorreísta implican actitudes y conductas diferentes. Ser correísta implica una lealtad ciega al líder político sin cuestionar sus acciones o políticas, lo que es similar a la idolatría. Por otro lado, el ser anticorreísta implica oponerse al régimen del expresidente sin fundamentos sólidos ni argumentos racionales. Esto demuestra que ambas posturas llevan a la formación de opiniones parcializadas, lo que limita el pensamiento crítico y objetivo.

En este sentido, ninguno de estos extremos refleja una postura racional ni objetiva. Estar atrapado en uno de estos bandos significa renunciar a nuestro sentido crítico y someternos a la influencia de una ideología. La razón debe ser siempre el vehículo que guíe nuestras decisiones y creencias.

Si nos dejamos llevar por el fanatismo o el odio, nos convertimos en prisioneros de nuestras propias creencias e ideales. No debemos permitir que un régimen político o una figura de poder nos manipulen y nos hagan perder nuestra individualidad y capacidad de pensar de forma crítica.

En la historia reciente de Ecuador, hemos presenciado cómo el poder puede corromper y distorsionar la percepción de la realidad. El expresidente Correa y su gobierno controlaron los medios de comunicación y persiguieron a sus opositores, causando un grave daño a la democracia y los derechos humanos.

Es hora de aprender de nuestros errores y reconocer que la lucha por los derechos humanos y la separación de poderes es una tarea que nos concierne a todos. No podemos sembrar odio y esperar que no cosechemos los frutos de nuestra propia siembra. Debemos respetar la diversidad de opiniones y entender que todos somos hermanos, más allá de nuestras diferencias políticas.

El odio y la animosidad solo conducen a la destrucción y al sufrimiento. Debemos utilizar la razón y trabajar juntos para construir un país en el que prevalezcan el diálogo, la tolerancia y el respeto. Dejemos de usar los remos para atacarnos mutuamente y comencemos a utilizarlos para navegar juntos, evitando los obstáculos y construyendo un futuro mejor para todos.

Manuel Guamán Guerra

Creo en un mundo mejor, con ciudadanos inteligentes, honestos, creativos, trabajadores e independientes, convencidos de que un país o sociedad crece cuando su gente se somete al Imperio de la Ley. Es importante que trabajemos juntos para construir un mundo mejor para todos y que cada uno de nosotros haga su parte para hacer realidad este sueño.

Publicar un comentario

Artículo Anterior Artículo Siguiente
Somos Responsables de nuestros actos

نموذج الاتصال