Un Llamado a la Tolerancia y el Cambio Personal
En un mundo donde el cambio es esencial para el progreso, Ecuador se enfrenta a una encrucijada histórica que va más allá de la política: se trata de una transformación profunda en la mentalidad y la sociedad. La búsqueda de una nación más tolerante, democrática y reconciliada se perfila como la clave para un futuro prometedor.
Durante mucho tiempo, he alzado mi voz en pro del cambio en nuestro país. Sin embargo, es crucial entender que este cambio no puede manifestarse sin una transformación previa en cada uno de nosotros. Dentro de esta evolución personal, la tolerancia y el respeto hacia nuestros semejantes emergen como piedras angulares.
Recordemos un pasado en el que una gran parte del país respaldó y votó por Rafael Correa Delgado en su primera elección presidencial, incluso figuras que, con el tiempo, se convirtieron en líderes de Alianza País, hoy conocida como Revolución Ciudadana. Sin embargo, estos episodios no deben ser motivo de estigmatización. Las decisiones pasadas no definen por completo a las personas.
Las elecciones subsiguientes plantearon opciones cruciales. El enfrentamiento entre Andrés Araúz y Guillermo Lasso no solo representó una elección política, sino la elección de un modelo de nación. Entre un modelo autoritario, manchado por la corrupción y el abuso, encarnado por el partido de la Revolución Ciudadana, y un sistema democrático personificado por Guillermo Lasso, aunque con sus propias imperfecciones. Esta disyuntiva marcó un punto de inflexión para la dirección que Ecuador tomaría.
En la actualidad, nos hallamos en una situación similar, enfrentando la elección entre Luisa González, representante de la Revolución Ciudadana, y el novato Daniel Noboa, portavoz de la renovación democrática. Recordemos siempre que somos ecuatorianos, una nación diversa en sí misma. La tolerancia y la democracia deben regir nuestros procesos, pues es en la participación activa y respetuosa de todos donde la democracia halla su fortaleza.
El pasado no debería moldear la imagen de un individuo. Más bien, es el presente el que nos brinda la oportunidad de tomar decisiones y redimirnos. En este momento crucial, el país anhela desesperadamente una reconciliación nacional. Para ello, es imperativo dejar atrás resentimientos y rencores arraigados en el pasado, y fijar la mirada en el horizonte de un futuro compartido.
La llamada a la reconciliación y la tolerancia resuena más fuerte que nunca. Ecuador se encuentra en el umbral de un renacimiento que trasciende las fronteras políticas. La renovación democrática y la convivencia armoniosa están a nuestro alcance si todos y cada uno de nosotros decidimos abrazar el cambio y construir un país en el que nuestras diferencias nos unan en lugar de separarnos. El tiempo es ahora, y juntos podemos moldear un Ecuador más próspero y unido.
Ing. Manuel Guamán Guerra
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