Queridos compatriotas,
La candidatura de Daniel Noboa para la Presidencia del Ecuador ha generado grandes expectativas. Algunos ven en él la solución a los problemas del país, olvidando que el tiempo de un gobierno es limitado. Además, enfrentamos desafíos profundos, incluida la corrupción sistémica y un estado que ha sido influenciado por el narcotráfico.
Es importante reflexionar sobre lo que enfrentará Daniel Noboa si llega a la presidencia. Asumirá el cargo en una situación que puede ser aún más desafiante que la que Guillermo Lasso encontró al asumir su mandato. La Asamblea Nacional actual está formada por diversos partidos, lo que hace que la toma de decisiones sea un proceso complejo.
Si Daniel Noboa resulta elegido, es posible que se encuentre con una Asamblea Nacional fragmentada, lo que requerirá acuerdos y concesiones para lograr una mayoría. Estas concesiones suelen traducirse en asignaciones de ministerios, hospitales, consulados y otros recursos, lo que a menudo alimenta la corrupción.
Este ciclo de corrupción y desencanto se ha repetido en Ecuador durante décadas. Sin un cambio significativo en la forma en que hacemos política y gestionamos el país, es probable que esta triste historia continúe. En las elecciones de 2025, podríamos ver un resurgimiento del Correísmo, ya que no habría excusas para la falta de progreso.
Es crucial comprender que no debemos esperar a un "mesías" que nos salve, sino que el poder del cambio reside en cada uno de nosotros. Debemos aprovechar este cambio de ciclo político para luchar juntos por una regeneración política real y la creación de una nueva sociedad basada en principios y valores.
Este proyecto político a largo plazo debe involucrar a toda la sociedad. Debemos hacer un mea culpa colectivo y forjar un pacto de estado que marque el camino hacia una transición democrática genuina. Solo así podremos construir una sociedad en la que se respete el imperio de la ley y se erradiquen los actos de corrupción que tanto daño han causado.
La responsabilidad de cambiar Ecuador recae en cada uno de nosotros. Juntos, podemos ser la fuerza que rompa con el ciclo de corrupción y desencanto. El cambio está en nuestras manos, y solo unidos lograremos una sociedad más justa y próspera.
Hagamos que este nuevo ciclo político sea el punto de partida hacia un Ecuador mejor y más prometedor.
Con esperanza y determinación,
Ing. Manuel Guamán Guerra